Te amo más que a mi vida. Eso es lo que estaba cantando un día de tantos en la reunión de la congregación. Después recapacité un poco y me di cuenta que realmente eso no se cumple en mi vida. Siento que como cristianos a veces nos dejamos llevar por las canciones de moda sin profundizar como debieramos, en lo que estamos cantándole a Dios.
No quiero sonar insensible, por el contrario quisiera poder llegar al día en que pueda cantar esa estrofa de todo corazón, pero delante de Dios no puedo mentir pues Él me conoce mejor que nadie. El sabe que no tengo todavía el nivel de fe para decir que prefiriría morir, renunciar a todo u olvidarme por completo de mis sueños y anhelos por seguirlos solo a Él. Por supuesto que Dios no nos pide eso, al menos no de primera entrada, Dios creo yo, no es caprichoso; claro que desea todo nuestro corazón, pero no lo desea de manera forzada. Talvez es por eso que cuando leemos el pasaje del joven rico, el que se presenta delante de Jesús preguntándolo que más le faltaba, sentimos que Jesús fue, si me perdonan el coloquialismo, "concho". Vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme.
Hay muchas personas que toman este pasaje para leer solo la parte de que como cuesta que un rico entre al Reino de los Cielos, pero quien se considera muy aprobado en este aspecto es porque nunca ha estado en la posición del joven rico. Fácil es dejarlo todo cuando se tiene poco. No estoy defendiendo el tener riquezas y tener la confianza en ellas, solo digo que debemos ser humildes de corazón y desconfiar totalmente de nosotros. Engañosas son las intenciones de nuestro corazón. Para los que seguimos a Dios y queremos crecer en Él, sabemos que esto es una escuela en la que se avanzaen la medida de nuestra disposición y sobre todo en la misteriosa soberanía de nuestro Padre.
No quiero sonar insensible, por el contrario quisiera poder llegar al día en que pueda cantar esa estrofa de todo corazón, pero delante de Dios no puedo mentir pues Él me conoce mejor que nadie. El sabe que no tengo todavía el nivel de fe para decir que prefiriría morir, renunciar a todo u olvidarme por completo de mis sueños y anhelos por seguirlos solo a Él. Por supuesto que Dios no nos pide eso, al menos no de primera entrada, Dios creo yo, no es caprichoso; claro que desea todo nuestro corazón, pero no lo desea de manera forzada. Talvez es por eso que cuando leemos el pasaje del joven rico, el que se presenta delante de Jesús preguntándolo que más le faltaba, sentimos que Jesús fue, si me perdonan el coloquialismo, "concho". Vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme.
Hay muchas personas que toman este pasaje para leer solo la parte de que como cuesta que un rico entre al Reino de los Cielos, pero quien se considera muy aprobado en este aspecto es porque nunca ha estado en la posición del joven rico. Fácil es dejarlo todo cuando se tiene poco. No estoy defendiendo el tener riquezas y tener la confianza en ellas, solo digo que debemos ser humildes de corazón y desconfiar totalmente de nosotros. Engañosas son las intenciones de nuestro corazón. Para los que seguimos a Dios y queremos crecer en Él, sabemos que esto es una escuela en la que se avanzaen la medida de nuestra disposición y sobre todo en la misteriosa soberanía de nuestro Padre.