domingo, 2 de marzo de 2014

Venciendo los objetivos no alcanzados

Ciertamente la época de fin de año es una época que todos anhelamos por lo que significa pasar las fiestas con la familia, tomar vacaciones, comer de todo un poco (y especial los tamalitos). Los niños esperan sus regalos de navidad, y los padres disfrutan de ver a sus hijos felices. La llegada del año nuevo también trae consigo una renovación de votos: "este año si hago dieta", "este año aprendo inglés", "este año voy a visitar más a mis amigos y familia". Las famosas resoluciones de año nuevo.

En esta familia espiritual no usamos la frase de resoluciones de año nuevo, sino que nos referimos a proyectos para el siguiente año. De primera entrada, para las personas recién llegadas, podría sonar algo frío; proyectos. Suena más "cálido" decir "mis propósitos de año nuevo". Talvez lo más importante no es el término que se use, sino el concepto que hay detrás que define la seriedad con la cual vamos a dar seguimiento a nuestras metas. Uno escucha los propósitos de año nuevo de una persona, y casi que inmediato piensa que no le va durar ni a finales de enero. En especial cuando hemos visto a la misma persona prometerse lo mismo año tras año sin nunca cumplirlo.

Los proyectos nos dan a entender que requieren mayor seriedad. Que necesita planificación, fechas, controles, etc. Un proyecto no es igual a un deseo. Un deseo es un anhelo, una aspiración que si se cumple, que bueno, pero sino da igual porque en el fondo sabemos que no hubo el esfuerzo necesario para ver cumplido ese deseo.

Pero qué sucede cuando en apariencia hemos hecho la tarea de escribir nuestros proyectos, de darles seguimiento, y llegamos a fin de año y nos duele saber que poco o casi nada se vio cumplido en este año que pasó. Talvez habremos unos que nos llenaremos de optimismo, talvez empujados por emociones renovadas de los días festivos, y prometermos una vez más que este "será el año", y talvez habremos otros que nos llenaremos de pesimismo y nos cuestionaremos de qué vale volver a tomarnos la molestias de proponer para no alzanzar. Mejor es no desear para no sufrir.

Sin importar cuál sea nuestra condición actual ante los objetivos no alcanzados, debemos echar una mirada a lo que Dios tiene que decir con respecto a los proyectos. Un proyecto en sí busca alzanzar una serie de objetivos en un tiempo determinado mediante la planificación de los recursos existentes (tiempo, dinero, talentos, etc). Si recordamos la parábola de los talentos, podríamos decir que Dios entregó proyectos a sus tres siervos. La expectativa era obtener ganancia de los talentos entregados a cada uno. Dos de los siervos fueron diligentes y multiplicaron lo entregado, más el tercero tuvo temor, al menos esa fue su excusa, y enterró lo que se le dio.

Si analizamos el mensaje de la parábola, aquí no se critíca que un siervo haya hecho un mal negocio y haya perdido el talento que se le entregó. Lo que se critica es la pereza, la falta de emprendimiento, aún la falta de entendimiento para pedir consejo. Quizás si el siervo hubiera pedido consejo, alguien le hubiera dicho que metiera los talentos al banco. Pero aún al perezoso le da pereza pedir consejo.

Si pensamos en el don de la vida, Dios nos pide de igual manera que tengamos la diligencia para administrar de mejor manera todos los recursos que él nos ha entregado. Como hijos de Dios debemos cumplir con el propósito divino de expandir su Reino en esta tierra. El problema es pensar que hay proyectos de Dios, y proyectos seculares. Y por tanto los proyectos seculares no importan no cumplirlos. Si meditamos en la importancia del testimonio personal para la gran comisión, nunca deberíamos concluir que la prosperidad en otras áreas de nuestra vida no afectan nuestra efectividad para transmitir el mensaje de Dios.

Predicamos de un Dios de properidad y abundancia, pero vivimos ajustados todo el tiempo y hasta con deudas. Hablamos de un Dios integral en las tres áreas de nuestro ser, pero no cuidamos nuestra alimentación ni nuestra condición física, a sabiendas que eso pasa factura con enfermedades, falta de energía, etc. Si verdaderamente comenzamos a ver todos nuestros proyectos, por más "triviales" que parezcan, como proyectos para honra de Dios, quizás nuestra actitud sería otra.
Podríamos decir que amaríamos al Señor con todo nuestra mente, con toda nuestra alma, con todo nuestro corazón y con todos nuestros proyectos.

Después de comprender esta verdad de Dios, de que todo lo que hacemos, tenemos que hacerlo como haciéndolo para Dios, debemos entonces conocer de qué forma se hacen las cosas para Dios. Qué principios deben guíar nuestra vida a la hora de emprender proyectos. No basta únicamente ser hijos de Dios como quizás algunos en muchas ocasiones hemos mal entendido. Muchos cristianos piensan que por servir a Dios a nivel ministerial y vivir una vida moderada conforme a ciertos principios (no todos como ya veremos) de Dios, les da el derecho que las bendiciones les caigan del cielo.

Como una vez escuché a alguien tomar para sí mismo la promesa de Eclesiastes 2:26
"Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu."

La promesa según esta persona era que Dios le iba a dar todo lo que los pecadores estaban acumulando. En principio parece tener validez esta aplicación, pero no se vale no hacer nada y esperar que esto va agradar a Dios y por ende Él nos va a enriquecer con las fortunas de los pecadores. Por ello vamos a estudiar varios principios de Dios para obtener prosperidad en todo lo que emprendemos. Para ellos vamos a estudiar uno de los grandes libros para alcanzar inteligencia y sabiduría. El libro de los Proverbios.


Confianza en Dios

No todo llega en el tiempo que nosotros queremos. Por ello hay que aprender a confiar en Dios y saber que tarde o temprano la bendición llegará. Así como Abraham esperó por la bendición de Isaacc.

Confía en el Señor de todo corazón,y no te apoyes en tu propia prudencia.
Proverbios 3:5


Regocijarse en Dios

Dios desea que le tengamos como lo valioso de nuestras vidas. Que el regocijo venga primero de sabernos amados por nuestro Padre. Dios puede retrasar un anhelo de nuestras vidas hasta que logremos entender que nuestra identidad nos la da Él, y no un trabajo, una carrera o una empresa.

Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan.
Las riquezas y la honra están conmigo; Riquezas duraderas, y justicia.
Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; Y mi rédito mejor que la plata escogida.
Por vereda de justicia guiaré, Por en medio de sendas de juicio,
Para hacer que los que me aman tengan su heredad, Y que yo llene sus tesoros.
Proverbios 8:17-21

Riquezas, honra y vida Son la remuneración de la humildad y del temor de Jehova
Proverbios 22:4


Aceptar la voluntad de Dios

Ciertamente los pensamientos de Dios no son los nuestros, y Dios puede querer algo totalmente distinto a lo que nosotros deseamos. Por ello hay que aprender a aceptar la voluntad de Dios en aquellas cosas que parecen que no se concretan a pesar de nuestro empeño y diligencia.

La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.
Proverbios 10:22

El hombre propone y Dios dispone. A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos. Pon en manos de Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.
Proverbios 16:1-3

La insensatez del hombre tuerce su camino, Y luego contra Jehová se irrita su corazón
Proverbios 19:3

El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevaleceran los designios del Señor.
Proverbios 19:21 NIV

Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario;
No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.
Proverbios 30:8-9


Diligencia/Abandonar la pereza

Ahora sí comienza la varita fuerte. Como cristianos pertenecientes a una idiosincrazia latinoamericana, debemos abandonar las costumbres de nuestra herencia terrenal y empoderarnos de nuestra herencia divina. Proverbios advierte de manera reiterada y con fuerza acerca de la pereza. Anteriormente vimos acerca de la confianza en Dios y aceptar cual sea su voluntad, pero casi podríamos asegurar que la mayor causa de la falta de prosperidad en un hijo de Dios se debe a la pereza.

Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo;
Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado.
Proverbios 6:6-11 


La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.
Proverbios 10:4

La mano de los diligentes señoreará; Mas la negligencia será tributaria.
Proverbios 12:24

El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada.
Proverbios 13:4

La pereza hace caer en profundo sueño, Y el alma negligente padecerá hambre.
Proverbios 19:15

Dice el perezoso: El león está fuera; Seré muerto en la calle.
Proverbios 22:13

Mete el perezoso su mano en el plato; Se cansa de llevarla a su boca.
Proverbios 26:15


Ser generoso y no egoísta

Dios quiere prosperarnos en todos, pero desea que lo hagamos para bendición de otros. La pregunta clave es cuántos de mis proyectos involucran ayudar a otros.

El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado.
Proverbios 11:25

A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.
Proverbios 19:17


Amar el consejo

Muchas veces la soberbia o la pereza nos impiden buscar el consejo de otros que nos podrían guíar en nuestras aventuras por alcanzar nuestros sueños. Con la humildad, virtud celebrada por Dios, viene la busca de consejo, sobre todo en aquellos que tienen sabiduría de Dios.


El que ama la instrucción ama la sabiduría; Mas el que aborrece la reprensión es ignorante.
Proverbios 12:1


El camino del necio es derecho en su opinión; Mas el que obedece al consejo es sabio.
Proverbios 12:15


Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan
Proverbios 15:22 NVI


Rodearse de gente sabia

Famoso y trillado refrán. Dime con quién andas y diré que tanto estás alcanzando tus metas.

El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado.
Proverbios 13:20


Vete de delante del hombre necio, Porque en él no hallarás labios de ciencia.
Proverbios 14:7


Encontrar la motivacción correcta

Aquel quién no encuentra un propósito digno de esfuerzo, probablemente no terminará lo que comenzó.

Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo estimula.
Proverbios 16:26


Planificar y administrar diligentemente

Tenemos que aprender a ser buenos administradores no despilfarrando lo que se nos entrega.

Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
Proverbios 21:5

Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; Mas el hombre insensato todo lo disipa.
Proverbios 21:20


Sacrificio, disciplina, exelencia y esfuerzo

Para alcanzar metas hay que abstenerse de cosas que nos llegan al objetivo. Como un atleta se abstiene de muchos cosas para poder rendir mejor en una competencia, así debe ser nuestro empeño para lograr las metas que más queremos. De igual forma debemos hacerlo todo con excelencia, aún las cosas más pequeñas porque eso nos ayuda a formas sanos hábitos.

Hombre necesitado será el que ama el deleite, Y el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá.
Proverbios 21:17


¿Has visto hombre solícito (diligente) en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición.
Proverbios 22:29

La mujer virtuosa es una mujer esforzada y confiada.

Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir.
Proverbios 31:25 NVI


No envidiar a los de afuera

Dios siempre nos advierte en su palabra de no envidiar aquellos que no honran a Dios y aún así prosperan.

No tenga tu corazón envidia de los pecadores, Antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo;
Proverbios 23:17

Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada; Y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.
Proverbios 13:7

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