Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio.
Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.
Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.
Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?
Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.
Mateo 19:16-30
Recientemente, mi esposa me hizo saber un pequeño malestar que tenía porque al leer ciertos pasajes de la Biblia, le parecía que Dios le demandaba algo que ella no sentía tener la capacidad de hacer. Esta aparente demanda es dejarlo absolutamente todo por seguir a Cristo. El pasaje que más ilustra esta aparente demanda por parte de Dios, es donde Jesús tiene un encuentro con un joven rico (Mateo 19:16-30). Esta es la historia donde Jesús lanza una controversial afirmación, si se lee sin analizar bien el pasaje.
"De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos."
Casi pareciera que Jesús era un comunista cuando uno lee estos versículos. Jesús manda al rico a vender todas sus posesiones, repartirlas a los pobres y a seguirlo a él. Es tan controversial la afirmación de nuestro Señor que los mismos discípulos se quedan admirados e intrigados. Tanto es su asombro que se preguntan a sí mismos "¿Quién, entonces podrá ser salvo?"
¿Lo habrán preguntado ellos teniendo temor por su propia salvación? Pareciera que no ya que el mismo Pedro para defensa suya afirma que ellos ya lo han dejado todo:
"Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué pues tendremos?"
Si los discípulos tenían ese alivio en su corazón que lo que demandaba Jesús, ya ellos lo estaban cumpliendo, de quiénes pensaban entonces que era dura la salvación. Pareciera en mi interpretación de la lectura, que la respuesta es de todos aquellos que no formaban parte de los doce discípulos. Si la salvación dependía de vender todas las posesiones y dejarlo todo para seguir a Jesús, entonces los discípulos se imaginaban que la gran mayoría perdería el examen como pareciera que lo hizo el joven rico.
Algunos cristianos son rápidos en sacar conclusiones en contra de las personas adineradas. Sostienen que ningún cristiano puede ser millonario porque el mismo Jesús dijo que era más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que un rico entre al Reino de Dios. Para mi dicha acusación es errada y hasta suicida diría yo. La riqueza material no depende de la cantidad de posesiones que se tengan sino del apego en mi corazón que yo tenga hacia ellas. Incluso el apego a las cosas materiales que ni siquiera tengo. Quizás una persona podría poseer solo una casita "humilde", pero tener el mismo apego en su corazón que el de un millonario avaro con su fortuna.
¿Pero entonces, qué significa lo que dijo Jesús acerca de los ricos y el Reino de Dios? Quizás la clave está en la respuesta a la interrogante de los discípulos:
"Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible."
Jesús dice que para los hombres esto sería imposible, más para Dios todo es posible. Será que Jesucristo estará queriendo enseñar en ese momento acerca de la gracia de Dios. Para mí esa es la opción más conciliadora. Sino veámoslo de esta manera. Jamás podríamos evangelizar porque primero, no serían buenas nuevas de salvación ya que casi nadie podría salvarse ante un mensaje tan duro. Segundo, nunca podríamos presentar un mensaje sencillo de salvación porque lo que tendríamos que hacer en lugar de acercarnos a las personas con un tratado y una Biblia, sería llevar un cuaderno de notas para interrogar a las personas acerca de sus posesiones para luego decirles que tienen que vender todo y seguir a Cristo (en forma de la iglesia que representaríamos). Suena terrorífico este acercamiento sectarista del mensaje de salvación. Esto no sería gracia sino salvación por obras. Algo que es contrario a la doctrina cristiana de la salvación por gracias.
No sabemos con exactitud con qué actitud se habrá acercado el joven delante de Jesús, pero al menos la misma Palabra nos deja una pista cuando Jesús antecede su demanda con el "Si quieres ser perfecto". Humanamente eso habría sido el único faltante al joven rico para ser perfecto pues ya evidenciaba, al menos de palabra, que obedecía la ley a cabalidad. Pero luego Jesús afirma, no que para el hombre esto es difícil, sino imposible.
Conclusión, ¿nos demanda Jesús a todos sus hijos e hijas enormes requisitos como este para poder seguirle? Yo creo que quizás a algunos cuantos de sus escogidos sí, pero no como requisito de salvación, Sino como un mandato más supremo de acuerdo a la medida de fe que coloca a algunos de sus escogidos.